28/10/09

El viento en los sauces

...la miel no va nunca sola. Ella es como mágica; y es capaz de darnos muchos vínculos importantes para vivir sin tanto esfuerzo.
Uno de los más intensos que conozco es la necesidad que se crea dentro de nosotros "de pertenecer" a un lugar cálido y acogedor. Para que os hagáis mejor una idea de lo que quiero decir, os dejo una imagen -es una viñeta del Viento en los Sauces- que recoge el espíritu-hogar que nos puede ofrecer muchas veces la miel:


Feliz castañada, a todos!

25/10/09

El ahumador



Preparar el Fuego es uno de los rituales más bonitos que hace el apicultor antes de abrir una colmena. No sólo es un momento de preparación para el encuentro, sino que es una herramienta imprescindible para permitir que las abejas nos dejen entrar en su colonia.
El ahumador es una especie de avisador y, también de tranquilizador. Se prepara con ramitas secas y un poco de combustible de plantas forrajeras.
El humo que se obtiene permite tener la colmena abierta sin que las abejas se inquieten demasiado, y así es fácil trabajar con ellas.

7/10/09

El silencio de Abi


Quiero dedicar unas líneas a un lugar concreto; se llama Abi. Sé que la intención de este blog es otra, pero a veces una necesita escribir para que algo de lo que vio en un momento determinado se pueda revelar.
La cosa es que nosotros buscábamos un lugar adecuado para uno de nuestros colmenares. Después de los buenos resultados, y la miel tan delicada de la zona de Ejep, nos gustaba la idea de crear un nuevo espacio cerca de las montañas para algunas de nuestras abejas.
Hasta aquí, nuestro deseo de búsqueda como apicultores.
Pero apareció esto:
Abi es un lugar secreto en el corazón de las montañas. Con los ojos humanos no es fácil de ver porque está situado en un clarito del pirineo aragonés a casi mil metros de altura. Es muy fácil que pase desapercibido; y de hecho en muchos mapas cartográficos Abi no está señalizada.
Por eso, si tuviera ahora que situarlo, sólo podría decir que se encuentra en algún punto entre Graus y Benasque; justo en un claro de sol rodeado de muy altas montañas. Allí, con otros hogares, está “Portaespartana”. Es una casita muy pequeñita de color calabaza, pero ya se ve antes de llegar que ella es un poco más que el resto. Yo creo que es porque sin proponérselo marca la ruta de una ascensión.
Sí, desde Portaespartana nace un caminito definido hacia las cumbres; las cumbres de verdad. Si una se anima a ir subiendo, y nosotros lo hicimos, en poco tiempo se siente que se está a una gran altura. Aquí los sonidos, los olores y las certidumbres cambian. Y, algo que suele estar inaccesible en el valle se hace visible bajo estos picos duros y severos.
Una sustancia pura, trasparente y casi musical empieza a resonar alrededor, o quizás venía de dentro, no lo sé muy bien; pero lo sentí como una especie de armonía suave y contundente que rodeaba circularmente un eje común y vital de aquel lugar.
Yo sé que fue el contacto con el Gran Silencio. Era un silencio fuerte, grande y denso pero que no tenía confusión. Y a pesar que nacía la sensación de ser ajena a eso nuevo que se estaba creando, mi cuerpo vivió este instante como un gran refugio. Como un lugar donde las cosas se cuecen y se hacen de otra manera. Y es que algo vivo en el interior de esas montañas me decía que allí, en el centro, se escondía nutrientes elementales para el hombre.
...
Yo no soy montañesa, y tampoco mis antepasados lo fueron, pero en este lugar secreto del Pirineo, a más de mil metros de altura, una pudo sentir -en su ser pequeñita por naturaleza- la dignidad máxima que puede esconder el ser humano; también, la comunicación delicada que se le puede dar en medio de un claro de bosque.
... .
Es el silencio de Abi.